La Biblioteca es una pecera. Sí, así es. O bueno, no, obvio que no, pero lo parece, porque está completamente rodeada de ventanales amplios por donde entra la luz del día. Y como desde las ventanas se ve el cielo azul, más allá de los techos de las casas vecinas, uno se siente dentro de una pecera. Cuando llueve (que en Manizales es casi todos los días, sobre todo en los últimos meses del año), la imagen de la pecera es más fuerte. A mi me gusta imaginarme que estamos todos sumergidos, como si fuéramos peces; es algo que le he contado a algunos de los niños que acuden al club de lectura que tenemos en la Biblio (Estefanía, Angie Vanesa, Johnatan). Ellos me miran y se ríen, y se van nadando a leer sus libros.

La Biblioteca tiene nueve anaqueles de libros y dos revisteros. Están acomodados frente a las pequeñas paredes que hay alrededor de la pecera y que sostienen el techo, por eso no obstaculizan el paso de la luz. Hay libros antiguos, sobre todo algunas enciclopedias (como La Juventud). Cuando ayudo a los visitantes (peces) a que hagan sus tareas, nos sorprendemos al ver algunas cosas que aprendían en el pasado. Es curioso ver, sobre todo, la forma como narraban los adelantos tecnológicos, como hablaban del viaje a la Luna, por ejemplo (hay un Almanaque de 1969, año en que el hombre caminó por primera vez en este satélite). Ni pensar que hablaran de la internet, o de los celulares. Pero hay otros libros muy nuevos (está el Pequeño Larousse Ilustrado, por ejemplo, o la Enciclopedia Temática Ilustrada) donde a los peces que van a consultar sus tareas les gusta mirar fotos e imágenes. Ahora con la internet las consultas son distintas, y los peces niños preferirían hacer sus consultas así, porque según ellos es más rápido y práctico, aunque hay quienes dicen que es menos confiable. Yo no lo sé, lo que sí sé, es que si nosotros como bibliotecarios nos dormimos, vamos a terminar pareciendo almanaques viejos, y los peces nos van a mirar como a bichos raros.



La Biblio tiene una sección para estas Consultas de las que hablo, otra de Literatura Juvenil y Adulta, otra de Literatura Infantil, y un pequeño espacio para la Ludoteca. No es muy grande esta pecera, pero si pensamos la cantidad de mundos que hay en cada libro, el pasado y el futuro que representan, caeremos en cuenta de que es al revés, que es el lugar más grande del barrio el Carmen.

Cuando quieran navegar, no tienen que tener internet, solo hay que venir a la Biblioteca del Carmen. Seguro se van a sumergir (en la lectura, en el conocimiento) sin mojarse.

Att: Giovanna.